viernes, 12 de diciembre de 2008

"El amigo de nadie"


-¿Su bebito está enfermo señorita?
-¡No!, respondí con asombro.
-¿Usted es la enferma?
-No, respondí consternada.
Ah!... que lindo su bebé…

Así terminó mi conversación con una madre de familia hospedada en un albergue para niños y adolescentes con cáncer. Y así empezó mi reflexión acerca de esta cruel enfermedad.

Me sentí mal, al ver a mi hijo sano, sonriendo y con lindo cabello en mis brazos, mientras todas esas madres acompañaban a sus niños enfermos. Paradojas de la vida… tan sólo lleve al mío porque trato de cargar con él a todos lados… y éste ajeno a lo que pasaba, regalaba sonrisas. Ya todos sabían su nombre y lo coreaban como villancico en navidad. Aluciné en un momento que cargaba al niño Jesús.

En esta confusión entre realidad y religión, las niñas del albergue se nos acercaban. María con su gorrito tapa calva (la quimio le robó el cabello) le sonreía al bebé y lo llevaba de las manitos a dar unos pasitos, Mar lo cargaba a pesar de su delgadez, Cris me pedía fotos con él y yo tenía unas ganas enormes de llorar y de agradecerle a Dios por bendecirme con un hijo sano. Ahí ya no me alucinaba la virgen María con el niño en brazos, ahí me vino un bajón de tristeza con mezcla de impotencia.

Quería hablar con Dios en ese momento, estaba asadaza,(quería hablarle como cuando tenía flaco y le reclamaba), le quería decir que estaba locazo, que en que andaba porque parecía que no se había percatado de esos chibolos enfermos, que sabía que la economía de los gringos no está bien pero no era lo único en que chambear, que no se olvide de la gente que sufre, que porfa cure a esas criaturitas, que el mundo es injusto, que esas madres se merecen hijos sanos como el mio, quería decirle que no me iba a quejar mas de cosas banales, que no iba a ocupar mi cabeza en materialismos. “Diosito por favor sálvalos, cúralos y dales paciencia y fortaleza a esas madres.” Repetí en mi mente. Me acordé de mi mami y de sus cuidados cuando enfermaba, le agradecí por ella …pero no sentía una respuesta… ¿Dios me escuchas? ¡Respóndeme! ¡dime que los vas a curar!… ¿Dios?… ¡oye flaco!, no eres mi ex flaco para andar meciéndome! ¡Respóndeme!... ¿Dios?

Mi tía, tu tía, tu primita, tu vecino, tu papá, el chico que conociste en el gimnasio, la secretaria de tu chamba y mucha gente en todo el mundo están pasando por el mismo proceso que esos chicos. Y es que éste cáncer no sabe de de edad, de nivel socioeconómico y ni de raza. Este cáncer juega con las esperanzas de los enfermos y sus familiares, este cáncer mueve sentimientos, este cáncer nos hace acordar que los humanos somos vulnerables, este cáncer nos acerca y aleja de Dios, este cáncer nos cuestiona, este cáncer apesta… este cáncer es “el amigo de nadie”.

Reflexionemos acerca de nuestra salud y si estamos sanos agradezcamos al flaco que tengamos (a tu Dios). Sigamos pidiéndole por los menos afortunados y no sólo apoyemos a los enfermos conocidos, sino a los que podamos porque “el amigo de nadie” es un tirano y nosotros que estamos sanos tenemos una batalla que pelear y es a ganar.


PD: les adjunto el link de la pag web de ALDIMI, tal vez quieran ayudar con un evento que estamos haciendo para el fin antes de Navidad, gracias!!!!!!!!!!!!!
http://aldimi.smdpi.com/